Una especie indicadora de la salud general de los ecosistemas que habita.
Los jaguares son grandes felinos reconocidos por su fuerza y belleza. Lamentablemente, enfrentan varias amenazas, como la pérdida de su hábitat, el conflicto con humanos y la caza furtiva. Para abordar estas amenazas, WWF ha desarrollado la Estrategia Regional para la Conservación del Jaguar (ERJ), alineada con el Plan Jaguar 2030, que tiene como objetivo aumentar o estabilizar las poblaciones de jaguares, preservar su hábitat y mejorar la conectividad de sus refugios para el año 2030.
La Estrategia Regional de WWF trabaja en diversas medidas a nivel local, nacional e internacional en colaboración con las comunidades:
• WWF definió 15 paisajes prioritarios para construir conectividad, disminuir el conflicto humano-jaguar, canalizar la cooperación y crear condiciones favorables, como financiamiento sostenible y voluntad política.
• A nivel de paisaje local, WWF realiza monitoreo de jaguares, promueve mejores prácticas relacionadas con la sustentabilidad productiva, gestiona conflictos entre humanos y jaguares, y contribuye a una mejor gestión en áreas naturales protegidas.
• A nivel nacional, WWF promueve en diversas audiencias y sectores la importancia de la conservación del jaguar.
• A nivel internacional, WWF promueve el financiamiento a largo plazo y a gran escala para la conservación del jaguar y la cooperación internacional.
El jaguar es el felino más grande del continente americano, sólo superado en tamaño por el tigre y el león. Las comunidades mayas lo conocen como Balam y su nombre científico es Panthera onca. Se distribuye en América Latina a lo largo de 18 países, desde México hasta Argentina, abarcando bosques tropicales, sabanas, bosques templados, humedales, bosques secos y áreas desérticas y semidesérticas.
Los jaguares son muy importantes para el bienestar de las personas. Su presencia representa una de las señales más claras de la salud de la naturaleza. El jaguar es una especie sombrilla, un indicador de comunidades saludables de animales y de plantas (ecosistemas) que son la base para la conservación de la vida silvestre y el bienestar de las personas.
El jaguar requiere de grandes extensiones de tierra para subsistir de manera libre y natural. El felino funciona como un canal para la conservación: si la especie está bien, se asegurará que su entorno tenga buena salud y un sinnúmero de especies diferentes se ven también beneficiadas por los esfuerzos enfocados en su conservación.
Los hábitats del jaguar proporcionan al menos 13 servicios ambientales que dan sustento a las sociedades humanas, entre ellos se encuentran la captura de carbono, la provisión de agua en calidad y cantidad, la reducción de riesgos de desastres, la polinización de cultivos y el control de plagas.
Cuando los hábitats del jaguar están sanos, biodiversos y funcionales, tienen mayor posibilidad de ofrecer servicios ecosistémicos que fortalezcan la resiliencia de las comunidades humanas ante el cambio climático. Por ejemplo, a través de la provisión de agua potable en cantidad y calidad; o disminuyendo la probabilidad de estrés hídrico; o la reducción del impacto de las temperaturas extremas y olas de calor. Así, al conservar los hábitats del jaguar y mantener su alta diversidad también se protege a los habitantes que comparten estos territorios.
El coatí (Nasua narica), un mamífero que forma parte de la dieta del jaguar. Fotografía: Santiago Gibert / WWF México.
Un ecosistema sano representa un hogar en el que todas las especies que lo habitan pueden encontrar sustento. Los jaguares se alimentan de especies como el venado, armadillo, coatí, pecarí, tlacuache, zorrillo, tapir, el pavo ocelado y del ocofaisan, entre otras presas.
Se estima que el jaguar ha perdido aproximadamente un 50% de su distribución histórica y sus poblaciones están en decremento a lo largo de su distribución actual. Se considera extinto en El Salvador y Uruguay, mientras que en Estados Unidos ha prácticamente desaparecido (menos de 10 jaguares macho han sido vistos en el sur de EU desde 1963; Figura 1)
Se estima que un 50% de los jaguares viven en Brasil, país que contiene la mitad de la Amazonía, albergando el bloque contiguo más grande del hábitat del felino. Prácticamente todo el resto de las subpoblaciones de jaguar que se encuentran fuera de la Amazonía están amenazadas debido a su pequeño tamaño, aislamiento, protección deficiente y a una alta densidad de población humana. Estas subpoblaciones en peligro incluyen a la del Pacífico Mexicano, la Selva Maya, Centroamérica, norte de Sudamérica, Bosque Atlántico, el Cerrado y Caatinga.
Mapa: cambios en la distribución del jaguar.
El jaguar está clasificado como “Casi Amenazado” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque información actualizada sugiere que, en el futuro cercano, la especie podría calificar como “Vulnerable”; es decir, que se estaría enfrentando a un riesgo de extinción alto en estado de vida silvestre.
El jaguar es una especie icónica de Latinoamérica y de México pero lamentablemente enfrenta varias amenazas que ponen en riesgo su supervivencia. Algunas de las principales amenazas que enfrenta el jaguar incluyen:
WWF trabaja en las siguientes acciones que ayudan a conservar al jaguar en México. Estas actividades forman parte de la Estrategia Regional del Jaguar y del Plan Jaguar 2030:
La conectividad es fundamental para la conservación del jaguar y muchas otras especies silvestres. La importancia de la conectividad radica en que los jaguares requieren áreas extensas y continuas de hábitat para satisfacer sus necesidades de alimentación, reproducción y movimiento. La conectividad se refiere a la existencia de corredores biológicos o áreas de conexión entre diferentes espacios de hábitat del jaguar, permitiendo que los animales se desplacen de un lugar a otro de manera segura y efectiva.
Para asegurar la supervivencia a largo plazo del jaguar y mantener la integridad de los ecosistemas donde habita, es crucial conservar y restaurar corredores biológicos que permitan la conectividad entre poblaciones de jaguares y hábitats saludables. La noción de corredor biológico es esencial para la conservación del jaguar. Este término se utiliza para designar un espacio en donde se unen dos o más ecosistemas, paisajes o hábitats que fueron desconectados debido a las diversas actividades humanas. Por medio de estos pasajes, los animales pueden trasladarse de un territorio a otro para buscar su supervivencia.
El Corredor Jaguar es el corredor biológico más extenso del continente americano, abarca 18 países desde el norte de México hasta el norte de Argentina. Incluye diferentes tipos de paisajes, áreas protegidas e incluso espacios destinados a prácticas productivas como agricultura o ganadería, y se considera como una unidad ecológica. La protección del Corredor Jaguar es la única forma de asegurar la permanencia de una única población interconectada y la sobrevivencia de la especie en el largo plazo.
Esto requiere un enfoque colaborativo entre gobiernos, comunidades locales, organizaciones de conservación y el sector privado para garantizar que se tomen medidas efectivas para proteger estas áreas de conexión y permitir que el jaguar y otras especies puedan moverse libremente a lo largo de su rango histórico.