4 de Septiembre: Día Nacional de las Áreas Protegidas en Bolivia

Posted on agosto, 31 2007

Producto del Decreto Supremo Nº 28315, del 26 de Agosto de 2005, emitido por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), el 4 de septiembre ha sido declarado Día Nacional de las Áreas Protegidas en Bolivia. Esta fecha coincide con la institucionalización del funcionamiento del Sernap en 1998, órgano desconcentrado del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, a cargo de coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) y garantizar la gestión integral de las mismas.
Producto del Decreto Supremo Nº 28315, del 26 de Agosto de 2005, emitido por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), el 4 de septiembre ha sido declarado Día Nacional de las Áreas Protegidas en Bolivia. Esta fecha coincide con la institucionalización del funcionamiento del Sernap en 1998, órgano desconcentrado del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente, a cargo de coordinar el funcionamiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) y garantizar la gestión integral de las mismas.

Algunos datos para sentirnos orgullosos
Bolivia, uno de los quince países más mega-diversos del planeta, cuenta con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) que tiene 22 áreas protegidas de carácter nacional, las mismas que se extienden por sobre más del 15% del territorio nacional. Además, el país cuenta con áreas protegidas departamentales, municipales y privadas.

Santa Cruz tiene más de 100,000 km2 de áreas protegidas nacionales, departamentales, municipales y privadas y, con más de 30% de su territorio en alguna categoría de protección, es líder absoluto a nivel nacional.

Al mismo tiempo, Santa Cruz es líder en producción agrícola, pecuaria y forestal, lo que demuestra que la conservación es compatible con la producción y no la limita.

Las áreas protegidas producen gran cantidad de servicios a la población: 
  • Conservación de diversidad biológica: genes, especies y su hábitat, tanto por los derechos y valor intrínsecos que tienen éstos como por que en y de ellos se pueden conseguir beneficios actuales y futuros (medicinas, materiales, fibras, etc.) para la humanidad
  • Extracción de recursos naturales como madera, fibras, alimentos, medicinas y otros en las categorías que lo permiten
  • Protección de infraestructura: ¿Ya pensó qué podría pasar, por ejemplo, con las carreteras y puentes que unen Santa Cruz con Cochabamba si no existiese el bosque del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Amboró que modera la conducta de los ríos Ichilo, Yapacaní y Surutú y muchos otros que nacen en su interior?
  • Provisión de agua, como la que el Parque Nacional Carrasco, o el mismo Amboró, ofrecen a tantas comunidades agricultoras de su entorno, y a ciudades como Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, cuyo depósitos subterráneos se alimentan de agua que se produce en Amboró
  • Regulación del clima, incluyendo precipitaciones y temperatura
  • Producción de polen y abrigo para insectos polinizadores de cultivos agrícolas
  • Recreación y turismo. Áreas como el Parque Nacional Madidi y la Reserva Eduardo Avaroa son, por turismo, las principales fuentes de ingresos de algunos de los municipios que las cobijan en sus jurisdicciones territoriales
  • Adicionalmente, Bolivia ha logrado desarrollar un sistema en el que se han experimentado, establecido y consolidado numerosas herramientas de manejo y financiamiento tales como los comités de gestión, los fondos fiduciarios, los sistemas de cobros por ingresos, la venta de servicios ambientales y muchos otros que no tienen nada que envidiarle a los sistemas de países vecinos.

Las áreas protegidas son públicas y, por lo tanto, nos pertenecen a todos; las debemos respetar y defender de intereses de corto plazo, porque de ellas depende gran parte de nuestro futuro. ¡Celebrémoslas y regocijémonos de tenerlas! ¡Visitémoslas y hagámoslas parte de nuestras vidas! ¡Que vivan las áreas protegidas! ¡Qué viva el 4 de septiembre!

Antecedentes:
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) tiene la finalidad de conservar el patrimonio natural y cultural del país, y mejorar la calidad de vida de las poblaciones vinculadas a las Áreas Protegidas. Las Áreas Protegidas son áreas naturales con o sin intervención humana, declaradas bajo protección del Estado por albergar la grandiosa riqueza natural, paisajística y cultural del país. El Estado, representado para este fin por el SERNAP, tiene el propósito de proteger y conservar la flora, fauna silvestre, ecosistemas naturales, cuencas hidrográficas y valores de interés científico, estético, económico, social y cultural del país, y así contribuir a su desarrollo sostenible.

WWF Bolivia actualmente apoya las siguientes áreas protegidas: Iténez (Beni), Manuripi y Bruno Racua (Pando), San Matías y Otuquis (Santa Cruz) y Tiquipaya (Cochabamba), hacia su gestión más efectiva. En años anteriores WWF Bolivia también apoyó a otras áreas protegidas como Amboró, Carrasco y Noel Kempff Mercado.

WWF es una de las organizaciones independientes de conservación más grandes y con mayor experiencia en el mundo. WWF nació en 1961 y es conocida por el símbolo del Panda. Actualmente, cerca de 5 millones de personas cooperan con WWF, y cuenta con una red mundial que trabaja en más de 100 países. Para saber más de WWF visite: www.panda.org

 Los 15 de las Áreas Protegidas

Por: Adolfo Moreno – Director de Conservación de WWF Bolivia

Se celebra hoy, 4 de septiembre, el Día Nacional de las Áreas Protegidas de Bolivia. Y este año la celebración tiene un carácter especial, porque también se están cumpliendo 15 años del inicio de la actividad seria, formal y organizada de conservación de biodiversidad en Bolivia.

Alarmantes informes internacionales sobre el estado del planeta y cambios importantes en la filosofía de ayuda para el desarrollo por parte de países industrializados dieron origen en 1992 a un movimiento conservacionista que en países como Bolivia, campeones en índices de riqueza biológica, se concentró de manera prioritaria en áreas protegidas.

La presencia ambientalista creció en todos los ámbitos y, a la vez que el desarrollo daba sus zarpazos a nuevas y remotas áreas, la conservación lograba también sendos triunfos. Poco se sabía o hacía efectivamente para cuidar la biodiversidad en sitios cruceños como Amboró, Noel Kempff, el Chaco o el Pantanal antes de 1992. Sin embargo, esto cambió con el surgimiento y fortalecimiento de unidades gubernamentales dedicadas al medio ambiente, de ONG internacionales especializadas en medio ambiente y la creación de homólogas locales. Todo empezó a cambiar a partir del involucramiento más directo y sistemático de la población local, indígenas, campesinos y municipios, que, como guardianes ancestrales de los bosques, se unieron a esfuerzos públicos y privados.

Inició así un periodo de transformaciones que convirtieron en unidades funcionales y operativas a áreas que eran sólo parques de papel, y se dio lugar a la creación de nuevas áreas protegidas.

Existen ahora unidades con manejo efectivo, presencia institucional, infraestructura, equipo, posibilidades operativas, personal capacitado, programas funcionando, investigación científica, fondos patrimoniales, experiencias de co-gestión y, sobre todo, participación local, y una serie de episodios de defensa colectiva de las áreas protegidas ante las arremetidas de poderosos intereses desarrollistas.

¿El balance final?, un sistema nacional de áreas protegidas, una de las vías para la conservación de biodiversidad, que en cuanto a representatividad de ecosistemas es bastante completo, en lo organizativo va alcanzando madurez, y, comparándolo con otros sistemas de la región, ya no tiene mucho que envidiar a sus equivalentes de naciones vecinas. Podemos resumir diciendo que el SNAP se ha desarrollado en estos 15 años muchísimo más de lo que logró hacerlo desde los años 30, cuando se creó la primera área protegida en Bolivia.

Todo el desarrollo de la conservación de biodiversidad, que tuvo énfasis en las áreas protegidas, no hubiese podido ni tendría perspectivas de consolidarse si no fuese por el surgimiento de una legislación paralela transversal a todas las actividades del país: La Ley de Participación Popular. Con ella, los municipios, OTB y células menores de la administración pública pasaron a ser actores activos del manejo de las áreas protegidas de sus jurisdicciones. Con atribuciones legales – principalmente de fiscalización y planificación - que en un inicio atemorizaron por su potencial demora de las gestiones, los comités de gestión de las áreas protegidas, por ejemplo, se han constituido en instrumentos prácticos y efectivos de apoyo a la gestión.

Las áreas protegidas recibieron de la Ley de Participación Popular una legitimación adicional para beneficio de todos. Y hasta las autoridades colaboraron. Quieran Dios y la Pachamama que las actuales también lo sigan haciendo. ¡Feliz Día Nacional de las Áreas Protegidas!

Área Protegida Amboró, Bolivia.
© WWF Bolivia / Henry CAMPERO