Hábitantes
UN RÍO QUE DA VIDA
La presencia de petroglifos en las llanuras aluviales de Nayarit hablan de una ocupación humana milenaria que algunos expertos han datado en 12 000 años atrás. Los restos arqueológicos en la cuenca alta cuentan una historia similar. Hoy, los grupos indígenas que viven en la zona –Huicholes, Coras, Tepehuanes y Mexicaneros– son un legado vivo del pasado de esta región y cada uno de ellos vive y siente de manera distinta este río.
En la cuenca del San Pedro Mezquital viven más de 800,000 habitantes cuyo día a día depende de este caudal de vida de la misma manera que lo lleva haciendo durante mucho tiempo. Pero a veces las cifras son engañosas. Si tenemos en cuenta que casi tres cuartas partes viven en la ciudad de Durango, en la cuenca alta, y que otra décima parte se encuentra concentrada en la zona de Marismas Nacionales y su área de influencia, descubrimos que la mayor parte de la cuenca son territorios prácticamente deshabitados.
Como es lógico, los habitantes de esta inmensa cuenca que se extiende entre Durango, Zacatecas y Nayarit en casi 2,800,000 hectáreas viven lo más cerca que pueden del agua. Pero lo hacen en mundos totalmente distintos: los de la cuenca alta, en un vasto territorio ganadero, agrícola y forestal con largas temporadas de sequía e inviernos duros, donde el acceso al agua es limitado; los de la cuenca baja, en las llanuras fértiles de la costa, con cultivos tropicales, huertos de frutales y manglares que se pierden en el horizonte, territorio de pescadores, camaronicultores y de ostricultores.
El papel de la población de la cuenca del río San Pedro Mezquital es clave para determinar el futuro de la región; por ello, el trabajo de la Alianza WWF-FGRA en la cuenca se centra en gran medida en los habitantes y actores principales de la cuenca para asegurar que conocen los problemas, que los entienden y que pueden participar de manera informada en la solución.