Semillas para el cambio

En Oaxaca, un proyecto de largo plazo está restaurando los bosques, suelo, agua, y la esperanza para el futuro.

© WWF México

Blanca Sánchez Reyes estaba cursando el bachillerato cuando comenzó a hacer trabajo de voluntariado con WWF. Fue en el año 2006, al poco tiempo de que WWF comenzara un proyecto para conservar y restaurar la cuenca donde Blanca vivía, en las montañas de la Sierra Madre del Sur en el estado de Oaxaca. Ella y sus amigos se involucraron en el monitoreo de agua del río, ayudando también a crear conciencia sobre cómo las personas podían conservar el agua en sus casas, escuelas y granjas.

“Al principio nos interesaba divertirnos como gente joven, pero con el paso del tiempo entendimos el problema que estábamos enfrentando, y en ese momento realmente nos involucramos”, dice Blanca. “Junto con algunos de mis amigos, decidí que quería estudiar algo relacionado con conservación.”

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Después de haber cursado la carrera de Desarrollo Rural en la universidad, Blanca regresó a su pueblo natal en San Miguel Suchixtepec. Con el apoyo de WWF, ella y algunos de sus compañeros conservacionistas montaron Mbis Bin (que significa “semillas para la siembra” en Zapoteco, su idioma natal ) – una organización no gubernamental que trabaja con comunidades para desarrollar soluciones locales para el manejo de bosques, suelos y agua en beneficio de las personas y la naturaleza.

Imagen: Limpieza de campos de vainilla.

La vainilla es la única orquídea que produce un fruto comestible. La polinización es hecha a mano y generalmente por mujeres. En la imagen, integrantes de la comunidad limpian sus campos de vainilla, preparándose para la temporada de floración.
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Restauración

La historia de Blanca es parte de un movimiento más grande que se enraizó en el paisaje de la Cuenca Copalita-Zimatan-Huatulco (CZH) desde hace más de15 años, como lo describe este nuevo reporte – que forma parte de una serie que detalla la experiencia de WWF en restauración de paisajes forestales en todo el mundo.

El paisaje de CZH cubre un área de más de 250,000 hectáreas con una altitud de más de 3,500 metros sobre el nivel del mar. Contiene un amplio rango de ecosistemas que van desde bosque de niebla, bosque templado de pino y encino, selva tropical seca, hasta manglares, y es el hogar de una gran diversidad de especies. Este paisaje es igualmente rico en diversidad cultural, con gran parte de sus bosques bajo el control de comunidades indígenas de las civilizaciones Zapotecas y Chontal pre-maya.

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Sin embargo en décadas recientes, los bosques han sido deforestados por la tala y la quema de laderas para el cultivo de maíz. La pérdida de bosques ha tenido un efecto negativo en la calidad y disponibilidad de agua, la erosión de la tierra y la vida de las comunidades locales. El cambio climático se suma a las presiones en las fuentes de abasto de agua dulce, resaltando la importancia de proteger y restaurar los bosques.

 

Imagen: Áreas deforestadas
Áreas deforestadas y troncos de origen desconocido, cosecha de la tala ilegal en la parte alta de la cuenca del Copalita. © WWF México.

 

Esto es precisamente lo que WWF y la Fundación Gonzalo Rio Arronte (FGRA) se propusieron abordar en 2004. El objetivo de su colaboración fue asegurar que todas las personas de este paisaje tuvieran suficiente agua para satisfacer sus necesidades. Esto significó trabajar a lo largo de la cuenca de manera integral capacitando a los agricultores en el uso eficiente del agua, restaurando los bosques con árboles nativos a lo largo de los cursos de agua y capacitando a las comunidades para monitorear la calidad del agua.

 

Imagen: vivero forestal
Vivero forestal, Alternativa Agrícola. © WWF México.

 

Café y vainilla

En los últimos años, el proyecto ha beneficiado directamente a alrededor de 6,500 personas mejorando su calidad de vida, e indirectamente a más de 22,000. Una de estas personas es Matilde, madre de cinco hijos. Como otros miembros de su comunidad, ella y su esposo han dejado la tala y quema de laderas para el cultivo de maíz y la han sustituido por el cultivo de café orgánico bajo la sombra de especies de árboles nativos. Además de ser mejor para el medio ambiente este café de especialidad alcanza un precio mucho mayor en los mercados, 65 pesos por kilo, en comparación con el precio de 30 pesos que es lo que cuesta el café convencional.

“El café de sombra tiene un sabor diferente”, dice Matilde. “A las personas les gusta y lo podemos vender mejor.”

 

Imagen: mujeres de la comunidad
Matilde y su amiga descansan entre la plantación de vainillas, que es parte del sistema agroforestal. La introducción de los sistemas agroforestales y la diversificación de cultivos ayuda a mejorar la gestión del bosque y el involucramiento de las comunidades, incluyendo a las mujeres. © WWF México.

 

Así como el café, Matilde empezó a cultivar vainilla junto con otras 5 mujeres que son parte de una cooperativa. La vainilla es una orquídea nativa de México que da vainas largas que se enroscan alrededor de los árboles, produciendo un cultivo de alto valor en un área pequeña. Después de dos años, las vainas de Matilde han crecido hasta 140 metros y pronto estarán listas para la cosecha.

“La vainilla nos va ayudar a mantenernos a nosotros y a los jóvenes”, explica Matilde. “Mi hijo va a regresar de la ciudad para venir a trabajar con nosotros – él ve que aquí hay futuro”.

 

Imagen: Romeo Salinas
Romeo Salinas Ramírez, sentado afuera del hogar de su familia en Alternativa Agrícola. La concepción de la casa fue liderada por el hermano de Romeo, y toda la familia participó en su construcción, con la naturaleza como la inspiración del diseño. © WWF México.

 

Agroecología

Romeo Salinas Ramírez es otro joven que ve un mejor futuro para el paisaje. Como Blanca, Romeo inicialmente se enroló como voluntario de WWF y se inspiró para poner en marcha sus ideas y transformarlas en acciones a través de su organización, Alternativa Agrícola Suchixtepec. Con el apoyo de Mbis Bin y WWF, Alternativa Agrícola es pionera en lo que Romeo llama “innovaciones agroecológicas”.  En su granja, Romeo y su padre Claudio combinan diversos cultivos tradicionales como el maíz, la calabaza y el frijol con la siembra de árboles frutales. También cuentan con producción de pollos y conejos, cuyo estiércol se utiliza en la producción de fertilizantes orgánicos.

“Nosotros le enseñamos a las personas que podemos trabajar de forma integral, apoyando la conservación de suelos”, dice Romeo. “Hacemos agricultura en terrazas para evitar la erosión de la tierra, generamos nuestros propios fertilizantes, contamos con sistemas de captación de agua de lluvia y reciclamos toda el agua que utilizamos. No tenemos que salir a comprar cosas, aquí dentro generamos todo lo que necesitamos”.

Otros agricultores han visto los beneficios de adoptar estas prácticas agroecológicas. En el pueblo de Romeo en San Miguel Suchixtepec, los campesinos utilizan 64% menos de agua para irrigación. Al utilizar fertilizantes y manejar el agua de manera más eficiente, los agricultores que cultivan maíz han reducido sus costos a un tercio, incrementando los rendimientos de sus cultivos en la misma proporción. De la misma manera, los productores de aguacate han reducido el costo de establecer los árboles en un 59% en comparación con la producción convencional.   

 

Imagen: Sistema agroforestal.
Campo de plantación de vainilla, en la parte media de la cuenca del Copalita. Es posible ver la vainilla sujeta al árbol, en una combinación de reforestación y agricultura; es por eso que al sistema se le llama agroforestal. En este sistema es posible cultivar vainilla y café de sombra; otros productos, como el cardamomo, están en fase de prueba. © WWF México. .

 

Reforestación

Alternativa Agrícola Suchixtepec también tiene un vivero que produce varias plántulas nativas a partir de semillas recolectadas en el bosque. Es uno de los 10 viveros establecidos con el apoyo de la compañía de cosméticos francesa Caudalie, que ahora produce cientos de miles de plántulas al año. Desde que comenzó el proyecto 2,625 hectáreas han sido reforestadas con alrededor de 1,000 miembros de la comunidad involucrados en la plantación de árboles. Esto ha ayudado a asegurar suministros vitales de agua: alrededor de San Miguel Suchixtepec, la reforestación de 187 hectáreas ha asegurado14 fuentes de agua que abastecen a 2,400 personas.

“Quisiera ver a nuestra cuenca verde”, comenta Romeo. “Quisiera que cubramos todos los parches de tierra deforestados. También quisiera que nuestro modelo sea replicado por otros. Nuestro mensaje es que una economía sustentable es posible y estamos dispuestos a ayudar a que otros lo hagan”.

“Yo quisiera ver una conexión entre las personas y la naturaleza,” agrega Blanca. “No quisiera que nuestra generación pierda esta conexión con la naturaleza. Quisiera que todas las personas sientan este amor, que podemos vivir de la naturaleza y que podemos regresarle todos los beneficios que recibimos de ella. Es posible tener un modelo productivo que no dañe a la naturaleza. Y este es un mensaje que queremos enviar al mundo”.

 

Las imágenes de esta historia fueron un regalo generoso a WWF Mexico por parte de Hanna Besirevic, Mario Contini y Santiago Azuela.